La plaza está preciosa. Ojalá pudieras verla. Se ha engalanado para la nueva estación. Se ha vestido de primavera. Y me gusta. Parece que juegue con los colores. Y es verde, y roja, y amarilla, y rosa, y marrón. Incluso yo diría que tiene algo de naranja. Y el cielo así, tan azul también contrasta con el resto. Se va a llenar pronto de polen e insectos. Y en fin, quizá antes no lo hubiera dicho, pero me encanta. Es bonita y procuro pasar por ella siempre que puedo, en vez de dar los rodeos que a veces tiendo a coger. Tengo la esperanza de encontrarme con alguien.
La plaza es un lugar de encuentros, estoy segura de ello. Es como una estación de paso, exactamente esa sensación. Pero también he estado asentada allí durante horas. Una especie de refugio en el camino. Un lugar de descanso. Un paréntesis. Una pausa. Un escondite a descubierto.
Está preciosa, de verdad. Toda de colores. Parece un lienzo impresionista. Alguien debería pintarla. Lástima que nunca se me diera demasiado bien pintar. También podría fotografiarla. La fotografía se me da mejor y ahora que mi padre tiene una cámara buena, quizá se la pueda robar un momento para sacar fotos a las hojas de colores, a los árboles que van llenándose de hojas otra vez.
Tendrías que verla. Desde mi balcón parece cosa de magia pero cuando te adentras en ella, los colores te llueven alrededor, y es más mágico aún. Deberías pasar un día y asomarte, como quien no quiere la cosa, sin avisar. Es realmente bonita. Siempre lo he pensado, pero nunca había sido tan consciente de ello.
Yo tengo mis bancos preferidos marcados, según para qué momento. Y siempre me tentó la idea de bajarme con un libro a leer en uno de ellos. Tal vez deba empezar a hacerlo. Una vez me enamoré de un chico que leía en uno de esos bancos. Me enamoré y traté de dibujarlo en alguna libreta que ya no he vuelto a encontrar. Ni a buscar. Tampoco volví a ver al chico, claro.
La plaza está preciosa. Y en el rio me imagino que los árboles también habrán decidido jugar con los colores. Incluso la avenida se engalanará. O Viveros. Ya sabes que tengo una predilección por los jardines de la ciudad. Me pregunto cómo se verá ahora el Jardín Botánico.
La plaza está preciosa. Y es primavera. A destiempo, pero primavera. Artur tenía razón, la primavera es caprichosa. Y tendemos a darle una oportunidad detrás de otra. Si acaso quizá esta vez juegue a nuestro favor. Yo siempre preferí el otoño. El invierno, quizás. Pero ahora es primavera y he dejado el abrigo colgado en el armario. ¿O lo dejé tirado por ahí?
La plaza está preciosa.
Tal vez baje a leer un rato.
1 comentario:
....y te imaginas la primavera en París?, siento ser tan pesada y los puntos suspensivos :P
PD: Cuídate!!!
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