viernes, 29 de enero de 2010



Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico.

Rayuela, Julio Cortázar

2 comentarios:

Onofre B dijo...

Fotazo :D

Unknown dijo...

:) Rubiaza!