miércoles, 23 de julio de 2008

Teatro de sombras



Anoche mi sombra se fugó. Es una de esas decisiones que de repente toman las cosas que no esperas, como cuando mi pasado no se acuerda de mí, o las sombras se independizan de nuestros cuerpos. Era noche tendida sobre las sábanas desordenadas del verano y la luz se colaba desde el balcón hasta la puerta entornada. La vi de repente incorporarse mientras me dejaba a mi en el hueco de la almohada, tenía una consistencia cambiante, se deslizó por las paredes, hasta alcanzar el cristal de la ventana.
Aquella noche mi sombra se fugó. Salió de mi intranquilo sueño para hacer travesuras bajo la luz anaranjada de las farolas. La ciudad naranja y cuatro estrellas nada más. Se unió de pronto a otras sombras -más o menos concretas, o todo lo concreta que pueda ser una sombra- que jugaban a saltar por los tejados de la ciudad. Las vi muy nítidas desde la cama de mi habitación, conversando ella con otra sombra a la que no supe ponerle cuerpo, alumbradas por lámparas que proyectaban figuras de luz contra la pared, como esa que tenía cuando era niña y daba vueltas y sonaba una canción.
Sobre la almohada creía creer que su sombra también se había fugado sólo para mantener aquella conversación en la que yo recitaba a Luis García Montero hablando de días completamente viernes o a Milán Kundera devolviéndonos el libro de la risa y el olvido. Durante un momento mi sombra temblaba y se enfadaba y recordaba todo eso en lo que está y no está. Tal vez soñé sobre sombras por el recuerdo de Peter Pan, no puedo estar segura, llevaba varios días al acecho.

La cosa es que tanto a mi como a mi sombra nos parece divertido esto de las huídas durante la noche, mientras yo me aprendo las arrugas de la cama, ella juega a hacer travesuras por los tejados.

Y por el momento eso es todo, dejar el mundo detenido en el colchón.

1 comentario:

Yago Galleta dijo...

Fuaa, sobervio.

No puedo hablar bien ni estoy autorizado para reaccionar en la medida que el post lo necesita. Mi sombra es libre de admirar la tuya, aunque le gustaría desempolvar ollines con Mary Poppins y luego cuidarte en la noche para alisarte la cama (para que la vuelvas a arrugar! x3).

El pasado esta para darle dos hostias, aunque solo sea su sombra, y aunque eso no sea justo. En algún momento hay que gritarle un "waargh" pero guardando siempre lo bonito en el corazón. No hay conversación que no se pueda repetir, aunque no sea lo mismo, aunque sea una pequeña traición a los recuerdos. Me gustaría oir esa conversacion, y que las sombras salten a la combra. Siempre me pareció un juego más fácil para la sombra.

Creo que la sombra se llevaría genial con las tizas